A menudo, navegando por internet, entramos en páginas que disponen de más contenidos que los estrictamente necesarios, lo cual hace practicamente inviable una navegación fructifera.
Para que una página web sea realmente práctica para el usuario, su contenido debe ser el justo y adecuado, es decir, evitando sobreinformaciones y elementos superfluos sin valor alguno, de modo que encontremos lo deseado de la forma más rápida sin necesidad de pensar en ello, tal como está estructurada la web de Google.
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